lunes, 11 de octubre de 2010

Magnetismo

 La música le llenaba de otra manera. La música lo conmovía a menudo, pero claro, la música no era tan perceptible, tan inteligible, se abría ante él como un mundo ya creado, y entonces, creyó recordar; ¡Palabras! ¡Simples palabras!, ¡qué terribles era! ¡Qué claras, y qué agudas y crueles! No era posible escapar. Y, sin embargo, ¡qué magia tan sutil había en ellas! Parecían tener la virtud de dar una forma plástica a cosas informes y poseer una música propia tan dulce como la de una viola o de un laúd. ¡Simples palabras! ¿Habría algo tan real como las palabras?