lunes, 15 de noviembre de 2010

Conversaciones


Se me cuelan en la cabeza y no puedo dejar de tararearlas durante todo el día. A veces la canción se hace la dura, y entonces la melodía se me aloja en el cerebro durante toda la semana. 
Primero fue Vivaldi, y el frío se me metió en la cabeza, y lo que es peor, en los huesos; menos mal que llegaron los Smiths a salvarme, pero claro, como estaba previsto, empecé a soñar con luces que nunca se iban...
Aunque lo peor me pasó hace poco, cuando escuché por primera vez la melodía del PP, ahora no puedo sacarla de ninguna manera...
¿Se imagina usted el suplicio?