jueves, 17 de junio de 2010

Abominables Intrusas.

Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.



Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.


Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.


Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuies y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.


Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.


Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

Oliviero Girondo

martes, 8 de junio de 2010

Tu.media.naranja.

Tú, honesta por naturaleza. Yo aprendiz de mentirosa compulsiva. Chocábamos y chocábamos una y otra vez, y como si de las piezas de un imán se tratase, jugábamos a atraernos y a repelernos, a enfadarnos y a hacer las paces.

Me pierdo entre guías musicales, sostenidos, técnicas pulidas y ejecuciones perfectas, tú caminando supongo, entre leyes, sentencias, códigos y demás innombrables... 

¿Has decidido que aquí "se acabó lo que se daba"? ¿Has decidido después de todo que no quieres volver a verme, que incluso cuando pase el tiempo te mostrarás reacia a reconocerme?. Quiero que sepas que decidas lo que decidas, intentaré aceptarlo, pensando en eso que dices siempre, eso de que lato en tí, a todas horas y en cualquier sitio.


Esperando tus noticias, se despide... 

Tu otro yo.