domingo, 21 de marzo de 2010

Por la borda.

Mírate, ahora eres uno más, uno de ellos, uno de los que tanto odiaste y criticaste; tú, tus altas murallas han caído, engañadas por un trozo de madera en forma de caballo, tu juventud se tornó vejez de golpe, tu inconformismo ahora vaga sin rumbo en quién sabe donde, tal vez en una isla desierta e inaccesible, de la mano, con tu libertad, porque, no intentes engañarte, la has perdido. Ya no eres ni la sombra de lo que eras aquel septiembre, ese que nos queda tan lejano. Si me equivoco y lejos de querer hacer daño o conseguir cualquier otro fin que desconozco completamente, esto forma parte de tu conspiración secreta antisistema; Enhorabuena, eres digno merecedor de un premio. En cuanto a mi, quizas deberían darme el premio a la más tonta, ahora me hallo a medio camino entre la incredulidad y la incongruencia y no sé hacia donde tirar, aún así y lejos de querer parecer pretenciosa o egocéntrica, soy más feliz que nunca. Cuando las palabras y los gestos están de más, cuando parece que todo el mundo se empeña en hablar de lo que desconoce, (vamos, ¿quién da más?), es cuando tengo el claro autoconvencimiento de que estoy justo donde quiero estar, y si te jode, te aguantas.